sábado, 15 de marzo de 2014

Alcazaba de Málaga (Mālaqa)

La alcazaba de Málaga se erige en una pequeña colina en el extremo E de la ciudad, en la que se han ido superponiendo las edificaciones fenicias, romanas y musulmanas.

La Alcazaba

La Alcazaba y el castillo de Gibralfaro están estrechamente relacionados. Así, mientras el castillo estaba dedicado a la defensa del conjunto, la alcazaba era el centro administrativo y de  jurisdicción territorial. 


A pesar de ello, la Alcazaba también contaba con la fuerte protección que le proporcionaban dos recintos amurallados, uno exterior y otro interior.


Antes de llegar al recinto exterior hay que pasar por diversas estructuras defensivas. La primera de ellas es la puerta de la Bóveda, en forma de recodo. En sus jambas del arco interior aún se conservan restos de los sillares de la construcción original del siglo XI. Posteriormente fue reconstruida en los siglos XIII o XIV. 


Después se encuentra la Puerta de las Columnas y a través del Arco del Cristo se accede al recinto interior.


Llegamos al Patio de Armas desde donde se contempla una panorámica de la ciudad y de la ensenada, así como las murallas y la Torre del Homenaje. Tras la conquista cristiana en la Plaza de Armas se instaló artillería y actualmente hay un jardín.


Al recinto interior o superior sólo se puede acceder a través de la gran Puerta de los Cuartos de Granada o de los Arcos. Esta puerta fue destruida totalmente y posteriormente reconstruida junto con los Cuartos de Granada.


Desde aquí se suceden cinco patios: el de la Mazmorra, el de los Surtidores, de los Naranjos, de la Alberca y del Algibe.



En la parte central del recinto superior están los Cuartos de Granada, residencia de los gobernadores. Se conserva el palacio nazarí de los siglos XIII-XIV, que se organiza en torno a los tres primeros patios antes mencionados. 



Desde el Patio de los Surtidores se accede a una sala del siglo XI, que corresponde al palacio construido en tiempos de Badis, y a la Torre de Maldonado.


Los siguiente patios son el de los Naranjos y el de la Alberca, ambos muy deteriorados, por lo que tuvieron que ser reconstruidos siguiendo el modelo de la Alhambra de Granada.


Por último, en el extremo E del recinto superior, se encuentra la Torre del Homenaje, que protege la puerta que comunica con el castillo de Gibralfaro. 


Frente a ella, en las murallas del reciento inferior, se encuentra la Torre Partida y, siguiendo el lienzo de la muralla, se llega hasta la Torre N.

Apuntes históricos

Quizás la primera  mezquita que se levantó en este lugar la ordenó construir el emir Mu’awiya bin Salih al-Himsi, alrededor del 754. Posteriormente, entre los años 904 y 910, Abd Allah I ibn Muhammad I, séptimo emir de Córdoba, atacó Málaga y destruyó los arrabales de la ciudad. Abd Allah I era abuelo de Abd al Rahman III (891-961), quien dio orden de destruir las fortalezas y alcazabas de la Cora de Rayya (Málaga y S de Córdoba), cuya capital era Arxiduna (Archidona).


Con la desintegración del califato de Córdoba, la taifa de Málaga pasó a poder de los hammudíes, descendientes de Idris, fundador de Fez y descendiente de Mahoma. El primer califa fué Ali ibn Hammud al Nasir y le sucedieron otros doce. El califato de los hammudíes duró desde 1009 hasta 1055, año en el que Málaga fué conquistada por Badis ibn Habus, tercer rey de la Taifa de Granada (1038-1073) y perteneciente a la dinastía bereber de los ziríes. 

Badis mandó construir la Alcazaba entre 1057 y 1063, como capital política, administrativa y militar y puso al mando a su hijo Buluggin ibn Badis. La Alcazaba se levantó sobre una antigua villa romana y para su construcción se reutilizaron materiales procedentes del teatro romano.  


Pero el principal material empleado fue la sillería de caliza nummulítica, un tipo de roca fósil que se descompone fácilmente por la acción de la humedad y que, por lo tanto, hizo precisa la realización de diversas reparaciones  en los siglos XIII y XIV.


Tras años de guerras con los cristianos, para garantizar su supervivencia ante el avance de Alfonso VI de Castilla y León, los reinos de taifas recurrieron a la ayuda del emir almorávide Yusuf ibn Tashfin. El 23/10/1086 el ejército de Yusuf se unió al de Muhammad ibn Abbad al-Mutamid, rey de la taifa de Sevilla, al del rey de Zaragoza, Ahmad II ibn Yusuf al Mustain y a las tropas de Umar ibn Muhammad al-Mutawakkil de Badajoz, y vencieron al ejército cristiano en Zalaca. Yusuf ibn Tashfin sitió Aledo en 1088 y en 1090 destronó a los reyezuelos de las taifas de Granada y Málaga. El resto de los reyes de taifas se aliaron con Alfonso VI.

El principal opositor musulmán contra los almorávides fue Ahmad III ibn Abd al-Malik, conocido por los cristianos como Zafadola, que cedió el castillo de Rueda a Alfonso VII a cambió de los feudos de Toledo y Extremadura y llegó a dominar casi toda la España musulmana. 

En 1143 murió Ali ibn Yusuf ibn Tashfin y los cristianos derrotaron y dieron muerte a los gobernadores almorávides de Córdoba y Sevilla. La muerte de Zafadola, en 1146 mientras peleaba cerca de Chinchilla, supone el fin de la taifa de la Frontera Superior y de la dinastía de los Banu Hud

En 1147 Ibn Qasi encabezó una rebelión en Mértola y pidió ayuda al emir almohade Abd al-Mumin ibn Alí, quien envío un ejército al mando de Barraz que expulsó a los almorávides de Sevilla, finalizando definitivamente su imperio. El declive total de los almohades se produjo en 1212 tras la batalla de las Navas de Tolosa. Pero antes de su derrota ante los cristianos, fueron los propios musulmanes peninsulares los que se rebelaron contra ellos. Su principal opositor fue Muhammad ibn Yusuf ibn Hud, de los hudíes de Zaragoza, quien encabezó una sublevación anti-almohade que tuvo comienzo con la declaración de independencia de  Murcia en 1224 y  la de Valencia en 1228. En 1233 recibió la investidura de Oriente y se proclamó Al-Mutawakkil. Mientras en África, el imperio almorávide sucumbía en 1224 por el empuje del pueblo benimerín. Entre  1228 y 1237 Ibn Hud conquistó la práctica totalidad del al-Andalus. A su muerte en 1238, Málaga pasó a manos de Muhammed I, primer rey nazarí de Granada.

Durante el reinado de Muhammad I ibn Yusuf ibn Nasr, al Gálib bi-llah (1232-1273), se produjo la sublevación de Málaga, Comares y Guadix, que pasaron a ser gobernadas por los Banu Asquilula con apoyo de Alfonso X de Castilla. La familia Banu Asquilula estaba emparentada con Muhammed I y aspiraba al trono nazarí. Muhammed I sitió Málaga sin llegar a poder tomarla y posteriormente firmó un tratado con Alfonso X, por el que renunciaba a Murcia y Jerez y se comprometía a pagarle tributo, consiguiendo que Alfonso X retirara su apoyo a los Banu Asquilula.


Muhammad II, Abud Abd Alláh Muhammad ben Muhammad (1273-1302), asumió como prioridad acabar con la rebelión de los Banu Asquilula y para ello en 1275 solicitó la ayuda de Abu Yusuf Yacub, de la dinastía bereber de los Banu Marín, también conocidos como benimerines o meriníes, gobernantes de Marruecos entre el 1244 al 1465 tras la caída de los almohades. Los benimerines cruzaron el estrecho, llegaron a Tarifa, devastaron Jerez y sitiaron Sevilla.

En 1278 los Banu Asquilula entregaron Málaga a los Banu Marín y Abu Yusuf tomó posesión de la ciudad. Muhammad II cambió su alianza y pactó con Alfonso X, lo que le permitió llegar a un acuerdo con los benimeríes en 1279 para hacerse con Málaga a cambio de cincuenta mil dinares y las plazas de Almuñecar y Salobreña. El nuevo gobernador fue su primo Abu Said Faraj.


Con los nazaríes, la Alcazaba experimentó una gran transformación de acuerdo con las normas arquitectónicas nazaríess por las que las viviendas se situaban en torno a patios rectangulares con pórticos que son decorados con fuentes y vegetación.



En 1482 el reino granadino estaba dividido en dos. Por un lado Boabdil apoyado por los abencerrajes y por otro lado su padre Alí Abu-l-Hasan (Muley Hacén), quien buscó refugio en Málaga donde gobernaba su hermano Muhammad XIIAbu-l-Abd-Allah Ibn Sa´d, conocido por los cristianos como "el Zagal".

El 7 de abril de 1487 Fernando el Católico salió de Córdoba con 50.000 infantes, 20.000 jinetes y gran artillería. Su destino era Málaga, defendida por el terrible guerrero Hamet el Zegrí, quien resistió de manera heroica. Fernando le ofreció dinero y privilegios pero Hamet los rechazó.

Los cristianos sitiaron Málaga con una formación de media luna, completando el cerco con la flota  en la playa. Durante el asedio, un santón moro llamado Ibrahim el Gerbí se lanzó con 400 hombres contra el campamento cristiano. Mientras tenía lugar una fiera lucha, el santón se puso de rodillas y comenzó a orar en estado de éxtasis. Fue hecho prisionero y llevado una tienda situada al lado de la de los Reyes Católicos. Por la noche se escapó y apuñaló a don Álvaro de Portugal, hijo del duque de Braganza, al confundirlo con el rey Fernando.

Boabdil ayudó a Fernando a asediar Málaga y atacó a las tropas enviadas por el Zagal en ayuda de Hamet. La falta de víveres llevó a los desesperados malagueños a pedir a Hamet que capitulara, pero éste incluso llegó a sopesar la posibilidad de exterminar a toda la población antes que rendirse. Al final optó por encerrarse en Gibralfaro con 10.000 soldados.

Isabel y Fernando exigieron la rendición sin condiciones de Málaga, la cual se produjo el 18 de agosto. Miles de moros fueron hechos esclavos, mientras que Hamet el Zegrí fue traicionado, hecho prisionero y encerrado en Carmona.

Tras la conquista cristiana, la Alcazaba siguió desempeñando las funciones de sede de la administración y los Cuartos de Granada pasaron a ser la residencia del alcalde. 


En los siglos posteriores la Alcazaba fué el alojamiento de personas importantes que visitaron la ciudad, como Felipe IV en 1625. Pero a mediados del siglo XIX su estado ya era de abandono y se establecieron en ella familias humildes que construyeron sus viviendas con materiales provenientes del muro de la Alcazaba. 

La Alcazaba estuvo prácticamente destruida en  su totalidad hasta 1931, fecha en la que fue declarada monumento histórico-artístico y dos años después comenzaron los trabajos de restauración. Actualmente no se conserva prácticamente nada de la arquitectura original anterior a la conquista cristiana, salvo algunos sectores de muralla.


Las fotografías de este artículo han sido realizadas por F. Javier Torres Goberna © 

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